Biografia de Lisandro Meza

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Lisandro Meza

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Lisandro Meza

Basta mencionar el paseaíto Las tapas de Ivo Otero, para conocer el gran talento de Lisandro Meza, hoy, uno de los más reconocidos propulsores y divulgadores de la música folclórica sabanera.

Nació en El Piñal, departamento de Sucre, el 26 de septiembre de 1939, hijo de don Raymundo y doña Victoria. Lisandro Meza, y con el tiempo se convirtió en un polifacético ejecutante que interpreta muy bien varios instrumentos como el acordeón, el piano, la guitarra, el bajo, el tiple, el cuatro, la tumbadora, la caja y la gaita.

En 1954 empezó a cantar en la finca de su padre La Armenia. Recuerda que entre los trabajadores –extractores de madera– había un capataz, de nombre Pedro Socarrás, quien tenía un acordeón; él aprovechaba sus ausencias y practicaba. Un día su padre brindó una fiesta a los trabajadores y cuando la mayoría se encontraba algo pasados de tragos, Lisandro Meza agarró el acordeón y comenzó a tocar La hija de Amaranto, La cumbia cienaguera y El Alto del Rosario. Su ejecución causó admiración y para Alfredo Gutiérrez se convirtió en el comienzo, en firme, de su vida como acordeonero y cantante.

A sus títulos de acordeonero y cantante le sumó el de compositor en 1959 cuando creó El saludo, un paseo que lo sacó del anonimato. Luego su carrera artística lograría la consagración total gracias a éxitos como El acordeón pitador y La gorra no se me cae, (1963); La miseria humana (1976); Entre rejas (1977); El guayabo de la ye (1978); Las tapas (1979); La baracunataca (1981), Me voy pa la luna y Estás pillao (1982); ¿Y de la plata, qué? y La matica (1984), sólo por mencionar algunos.

Se cuenta que Lisandro Meza fue acompañante, como guacharaquero, del inigualable Alejandro Durán, «el Rey negro del acordeón» y quien fue el primer Rey Vallenato. Pero definitivamente logró el estrellato cuando participó en el afamado grupo de Los Corraleros de Majagual. Fue una de las principales figuras del conjunto al cual ingresó en 1961. El primer disco en que participó se llamó Suéltala pa que se defienda. Después estuvo en grandes éxitos como La burrita de Eliseo, El caballo relinchón, Hace un mes, La flaca de Vitola y otros.

En 1965 Lisandro Mesa formalizó su propio conjunto para amenizar bailes y fiestas tradicionales. Más adelante incursionó con los muy famosos Corraleros de Majagual, bajo la dirección del desaparecido Manuel Cervantes, y con ese conjunto hizo numerosas grabaciones como cantante y acordeonista titular.

Participó en varios festivales vallenatos. El primero en 1969 en donde no logró ubicarse en una posición destacada, pero el pueblo lo galardonó distinguiéndolo como «el Rey sin corona», contradiciendo así las decisiones de los jueces del momento. Esto le dio un motivo para componer una canción con dicho título. En 1975 participó nuevamente y ocupó el segundo lugar. En 1978, fue declarado el primer Rey Sabanero del Acordeón, durante el certamen respectivo que se realizó en Sincelejo, Sucre, Colombia.

Con su música Lisandro Meza conquistó otras fronteras y realizó visitas triunfales a Ecuador, Chile, Perú, Centroamérica, México y los Estados Unidos.

Lisandro Meza, además llegó a configurar una agrupación familiar con su esposa y con sus hijos, agrupación que denominó Los Hijos de la Niña Luz. El nombre de Los Hijos de la Niña Luz surgió al llegar a su casa un empresario que iba a contratarlo y en ese momento ellos estaban interpretando una melodía de moda. Al preguntar por Lisandro Meza, le indicaron que se encontraba fuera de la ciudad, a lo que el empresario respondió: "entonces yo me llevo a los hijos de la niña Luz". De ahí surgió la idea de darle ese distintivo a su conjunto, para rendirle un gran homenaje a quien siempre se ha desvelado por sus hijos y por él.

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Lisandro Meza

Basta mencionar el paseaíto Las tapas de Ivo Otero, para conocer el gran talento de Lisandro Meza, hoy, uno de los más reconocidos propulsores y divulgadores de la música folclórica sabanera.

Nació en El Piñal, departamento de Sucre, el 26 de septiembre de 1939, hijo de don Raymundo y doña Victoria. Lisandro Meza, y con el tiempo se convirtió en un polifacético ejecutante que interpreta muy bien varios instrumentos como el acordeón, el piano, la guitarra, el bajo, el tiple, el cuatro, la tumbadora, la caja y la gaita.

En 1954 empezó a cantar en la finca de su padre La Armenia. Recuerda que entre los trabajadores –extractores de madera– había un capataz, de nombre Pedro Socarrás, quien tenía un acordeón; él aprovechaba sus ausencias y practicaba. Un día su padre brindó una fiesta a los trabajadores y cuando la mayoría se encontraba algo pasados de tragos, Lisandro Meza agarró el acordeón y comenzó a tocar La hija de Amaranto, La cumbia cienaguera y El Alto del Rosario. Su ejecución causó admiración y para Alfredo Gutiérrez se convirtió en el comienzo, en firme, de su vida como acordeonero y cantante.

A sus títulos de acordeonero y cantante le sumó el de compositor en 1959 cuando creó El saludo, un paseo que lo sacó del anonimato. Luego su carrera artística lograría la consagración total gracias a éxitos como El acordeón pitador y La gorra no se me cae, (1963); La miseria humana (1976); Entre rejas (1977); El guayabo de la ye (1978); Las tapas (1979); La baracunataca (1981), Me voy pa la luna y Estás pillao (1982); ¿Y de la plata, qué? y La matica (1984), sólo por mencionar algunos.

Se cuenta que Lisandro Meza fue acompañante, como guacharaquero, del inigualable Alejandro Durán, «el Rey negro del acordeón» y quien fue el primer Rey Vallenato. Pero definitivamente logró el estrellato cuando participó en el afamado grupo de Los Corraleros de Majagual. Fue una de las principales figuras del conjunto al cual ingresó en 1961. El primer disco en que participó se llamó Suéltala pa que se defienda. Después estuvo en grandes éxitos como La burrita de Eliseo, El caballo relinchón, Hace un mes, La flaca de Vitola y otros.

En 1965 Lisandro Mesa formalizó su propio conjunto para amenizar bailes y fiestas tradicionales. Más adelante incursionó con los muy famosos Corraleros de Majagual, bajo la dirección del desaparecido Manuel Cervantes, y con ese conjunto hizo numerosas grabaciones como cantante y acordeonista titular.

Participó en varios festivales vallenatos. El primero en 1969 en donde no logró ubicarse en una posición destacada, pero el pueblo lo galardonó distinguiéndolo como «el Rey sin corona», contradiciendo así las decisiones de los jueces del momento. Esto le dio un motivo para componer una canción con dicho título. En 1975 participó nuevamente y ocupó el segundo lugar. En 1978, fue declarado el primer Rey Sabanero del Acordeón, durante el certamen respectivo que se realizó en Sincelejo, Sucre, Colombia.

Con su música Lisandro Meza conquistó otras fronteras y realizó visitas triunfales a Ecuador, Chile, Perú, Centroamérica, México y los Estados Unidos.

Lisandro Meza, además llegó a configurar una agrupación familiar con su esposa y con sus hijos, agrupación que denominó Los Hijos de la Niña Luz. El nombre de Los Hijos de la Niña Luz surgió al llegar a su casa un empresario que iba a contratarlo y en ese momento ellos estaban interpretando una melodía de moda. Al preguntar por Lisandro Meza, le indicaron que se encontraba fuera de la ciudad, a lo que el empresario respondió: "entonces yo me llevo a los hijos de la niña Luz". De ahí surgió la idea de darle ese distintivo a su conjunto, para rendirle un gran homenaje a quien siempre se ha desvelado por sus hijos y por él.

Biografia

Lisandro Meza

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Lisandro Meza

Basta mencionar el paseaíto Las tapas de Ivo Otero, para conocer el gran talento de Lisandro Meza, hoy, uno de los más reconocidos propulsores y divulgadores de la música folclórica sabanera.

Nació en El Piñal, departamento de Sucre, el 26 de septiembre de 1939, hijo de don Raymundo y doña Victoria. Lisandro Meza, y con el tiempo se convirtió en un polifacético ejecutante que interpreta muy bien varios instrumentos como el acordeón, el piano, la guitarra, el bajo, el tiple, el cuatro, la tumbadora, la caja y la gaita.

En 1954 empezó a cantar en la finca de su padre La Armenia. Recuerda que entre los trabajadores –extractores de madera– había un capataz, de nombre Pedro Socarrás, quien tenía un acordeón; él aprovechaba sus ausencias y practicaba. Un día su padre brindó una fiesta a los trabajadores y cuando la mayoría se encontraba algo pasados de tragos, Lisandro Meza agarró el acordeón y comenzó a tocar La hija de Amaranto, La cumbia cienaguera y El Alto del Rosario. Su ejecución causó admiración y para Alfredo Gutiérrez se convirtió en el comienzo, en firme, de su vida como acordeonero y cantante.

A sus títulos de acordeonero y cantante le sumó el de compositor en 1959 cuando creó El saludo, un paseo que lo sacó del anonimato. Luego su carrera artística lograría la consagración total gracias a éxitos como El acordeón pitador y La gorra no se me cae, (1963); La miseria humana (1976); Entre rejas (1977); El guayabo de la ye (1978); Las tapas (1979); La baracunataca (1981), Me voy pa la luna y Estás pillao (1982); ¿Y de la plata, qué? y La matica (1984), sólo por mencionar algunos.

Se cuenta que Lisandro Meza fue acompañante, como guacharaquero, del inigualable Alejandro Durán, «el Rey negro del acordeón» y quien fue el primer Rey Vallenato. Pero definitivamente logró el estrellato cuando participó en el afamado grupo de Los Corraleros de Majagual. Fue una de las principales figuras del conjunto al cual ingresó en 1961. El primer disco en que participó se llamó Suéltala pa que se defienda. Después estuvo en grandes éxitos como La burrita de Eliseo, El caballo relinchón, Hace un mes, La flaca de Vitola y otros.

En 1965 Lisandro Mesa formalizó su propio conjunto para amenizar bailes y fiestas tradicionales. Más adelante incursionó con los muy famosos Corraleros de Majagual, bajo la dirección del desaparecido Manuel Cervantes, y con ese conjunto hizo numerosas grabaciones como cantante y acordeonista titular.

Participó en varios festivales vallenatos. El primero en 1969 en donde no logró ubicarse en una posición destacada, pero el pueblo lo galardonó distinguiéndolo como «el Rey sin corona», contradiciendo así las decisiones de los jueces del momento. Esto le dio un motivo para componer una canción con dicho título. En 1975 participó nuevamente y ocupó el segundo lugar. En 1978, fue declarado el primer Rey Sabanero del Acordeón, durante el certamen respectivo que se realizó en Sincelejo, Sucre, Colombia.

Con su música Lisandro Meza conquistó otras fronteras y realizó visitas triunfales a Ecuador, Chile, Perú, Centroamérica, México y los Estados Unidos.

Lisandro Meza, además llegó a configurar una agrupación familiar con su esposa y con sus hijos, agrupación que denominó Los Hijos de la Niña Luz. El nombre de Los Hijos de la Niña Luz surgió al llegar a su casa un empresario que iba a contratarlo y en ese momento ellos estaban interpretando una melodía de moda. Al preguntar por Lisandro Meza, le indicaron que se encontraba fuera de la ciudad, a lo que el empresario respondió: "entonces yo me llevo a los hijos de la niña Luz". De ahí surgió la idea de darle ese distintivo a su conjunto, para rendirle un gran homenaje a quien siempre se ha desvelado por sus hijos y por él.